Laura y sus chicas: Aviso a navegantes.
¡Ay, ay, ay! ¡Esto no puede ser a menos que continúe! Y ese parece ser el rumbo.
Relato algunos momentos de la quedada de ayer en un local de encuentros. Cinco parejas. Por parte de ellas asisten Laura Cheerleader, Karla Cucurucho, Mariana Fugaz, Eva Carácter y Nataly Frescura (dicho todo con inmenso cariño). Por parte de los hombres, el ilustre Fernantoes, Jere Rayo, dos foreros de incógnito y un servidor.
De buena boya (experiencia en grupo)
El mar, y más concretamente el agua, es un medio hostil si no se toman las precauciones de navegación apropiadas. Toda seguridad es poca, pero cuando las balizas a seguir son las curvas de nuestras acompañantes, el naufragio, que no la catástrofe, está asegurado. Entiéndase por naufragio buque naufragado, cuya situación ofrece peligro para los navegantes. Y peligro, mucho. Del sano.
Flotaban en aquel jacuzzi todo tipo de formas, a cual más reverbera. Las compartimos con nuestras manos exploradoras y con nuestras bocas saladas y húmedas. Ni los cañones del mismísimo Edward Teach Barbanegra hubieran podido causar más estragos. Los mástiles se doblaban bajo el fuego de la potente artillería de Laura, la crujía de los penes se combaba bajo el intenso oleaje de las caderas de Eva, mientras que Karla deshacía por debajo de la línea de flotación con su lengua todos los pantoques. La nave capitana de Fernando sucumbía a las andanadas de Nataly. Ellas también intercambiaron sus aparejos a la vista de todos. Las sentinas de dulce sabor desbordaban sus líquidos más preciados. El oro de las sonrisas compartidas se reflejaba en el éter de la lid. Cambios de timón seguidos de abordajes suculentos, temporal de deleite sin control. Así es la naturaleza del mar y allí, sobre esa batalla incruenta, fueron a colisionar todas las miradas de los que en tierra se hallaban.
¡Ay, ay, ay! ¡Esto no puede ser a menos que continúe! Y ese parece ser el rumbo.
Relato algunos momentos de la quedada de ayer en un local de encuentros. Cinco parejas. Por parte de ellas asisten Laura Cheerleader, Karla Cucurucho, Mariana Fugaz, Eva Carácter y Nataly Frescura (dicho todo con inmenso cariño). Por parte de los hombres, el ilustre Fernantoes, Jere Rayo, dos foreros de incógnito y un servidor.
De buena boya (experiencia en grupo)
El mar, y más concretamente el agua, es un medio hostil si no se toman las precauciones de navegación apropiadas. Toda seguridad es poca, pero cuando las balizas a seguir son las curvas de nuestras acompañantes, el naufragio, que no la catástrofe, está asegurado. Entiéndase por naufragio buque naufragado, cuya situación ofrece peligro para los navegantes. Y peligro, mucho. Del sano.
Flotaban en aquel jacuzzi todo tipo de formas, a cual más reverbera. Las compartimos con nuestras manos exploradoras y con nuestras bocas saladas y húmedas. Ni los cañones del mismísimo Edward Teach Barbanegra hubieran podido causar más estragos. Los mástiles se doblaban bajo el fuego de la potente artillería de Laura, la crujía de los penes se combaba bajo el intenso oleaje de las caderas de Eva, mientras que Karla deshacía por debajo de la línea de flotación con su lengua todos los pantoques. La nave capitana de Fernando sucumbía a las andanadas de Nataly. Ellas también intercambiaron sus aparejos a la vista de todos. Las sentinas de dulce sabor desbordaban sus líquidos más preciados. El oro de las sonrisas compartidas se reflejaba en el éter de la lid. Cambios de timón seguidos de abordajes suculentos, temporal de deleite sin control. Así es la naturaleza del mar y allí, sobre esa batalla incruenta, fueron a colisionar todas las miradas de los que en tierra se hallaban.
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